viernes, 23 de marzo de 2007

Uno de los misterios del universo


ALF es el nombre de una popular serie de televisión estadounidense, que se emitió originalmente por la NBC entre 1986 y 1990, inspirada y parodiando la película E. T.: El extraterrestre (1982). Se emitió por primera vez el 22 de septiembre de 1986.
La serie constó de 102 episodios, luego de los cuales se presentó una película, llamada "Proyecto ALF" que contaba el desenlace de la historia. (Wikipedia)

Pero, ¿quien era ALF?
El que hacía la voz y manejaba la mayoría de las veces al muñeco (si, era un títere) es Paul Fusco. No se muy bien de todas formas como es la voz original, pero la traducción al castellano era muy buena.
¿Pero y en las escenas de cuerpo entero? Bueno, en estas situaciones, el actor que se ponía el traje de ALF era Michu Meszaros, un Húngaro de 90cm de altura, que lo llamaban solamente cuando tenían que filmar a ALF corriendo o en situaciones que requerían un plano entero, el resto de las veces, seguía siendo un títere manejado por Paul Fusco.
Yo siempre voy a creer que Alf existe.

martes, 20 de marzo de 2007

Imposible no postearlo

Otra vez cito a Alejandro Rozintchner.

Hoy hago el amor con otra persona pero el corazon por siempre tuyo es

Escuché la canción en un taxi, el otro día. Pertenece a uno de los géneros que más detesto: la canción romántica latina. El cantante se llama Aleixandre Pires (Alejandro Sanz es otra cosa, mejor). Lo que dicen esas primeras dos líneas me parece una representación perfecta de la neurosis romántica: el tipo está con una (o con uno) pero añorando a otro (u otra). Es evidente que se complace en su dolor, que cree que es verdadero amor porque lo hace sufrir. Cuánto se tarda en salir de esa falsedad de los sentimientos: que el amor mejor está en otro lado. O cuánto se tarda en aprender a ir hasta allá y dejarse de joder. Pero la posición del meloso que canta nos dice que a él le gusta así: padecer la distancia y poder cantar por la radio su dolor. Arte que fomenta el malestar, populismo sentimental...

lunes, 19 de marzo de 2007

Para algunos amigos

de "La obsesión antiamericana", de Jean-Francois Revel.

No se trata de negar aquí los defectos del sistema americano, sus hipocresías y sus desviaciones, pero el caso es que ni Asia ni Africa ni América Latina tienen muchas lecciones de democracia que darle. En cuanto a Europa, ella fue la que inventó las ideologías criminales del siglo. Esa es la razón por la que los Estados Unidos tuvieron que intervenir en dos ocasiones en Europa, con ocasión de las dos guerras mundiales. Y ese fracaso europeo es la causa de su situación actual de única superpotencia.
Así pues, ahora como antes y antes como en el pasado, un libro sobre los Estados Unidos está condenado, en cierto modo, a ser un libro dedicado a la desinformación sobre los Estados Unidos, tarea temible e interminable, sin cesar y en vano reanudada, ya que esa desinformación no es consecuencia de errores, siempre posibles, sino de una necesidad psicológica profunda de los desinformadores y de quienes los creen. ... Respecto del puritanismo en general, sabemos perfectamente que el movimiento de liberación sexual del decenio 1960-70 empezó a desarrollarse en los Estados Unidos antes de llegar más adelante a Europa. La conquista por las mujeres de una libertad personal igual al legendario desenfreno de los hombres, la afirmación de los homosexuales masculinos y femeninos de su derecho a reivindicarse como tales y a salir de una clandestinidad humillante: todas esas revoluciones de las costumbres se iniciaron en Estados Unidos. Si ha habido puritanismo, ellos fueron los que le pusieron fin e influyeron en Europa, que los emuló en ese ámbito.

sábado, 17 de marzo de 2007

Economia de lo insólito

(Valentin devolveme el libro)


De Francisco Sanches en El economista online

Si se le preguntara a la gente su opinión sobre la economía, las respuestas no serían entusiastas. es comprensible: la mayor parte del contacto cotidiano con los economistas pasa por la decodificación del ministro de Economía de turno y la búsqueda (a veces desesperada) de cursos de acción frente a los problemas macroeconómicos usuales como inflación, desempleo, ahorro, etc. Muchas personas se sorprenderían al saber que la ciencia económica se ocupa de un aspecto de la conducta humana que rivaliza en importancia con cualquier otro. Y que un número creciente de economistas se encuentran empeñados en explicar cada vez más otros aspectos del comportamiento (incluyendo el sexual) desde la mirada del economista.

En La economía de lo insólito, el periodista y economista Sebastián Campanario se ocupa justamente de las fronteras en movimiento constante de la ciencia económica. Campanario de esta forma busca divultar estos conceptos.

El libro empieza contando una de las grandes divisorias de aguas entre economistas: la postura frente al problema de la racionalidad de las empresas y las personas. La corriente principal en economía parte de un principio que hoy se denomina racionalidad ilimitada: la gente entiende el mundo que lo rodea y puede actuar en consecuencia tomando las decisiones correctas. La gente común tiene derecho a enojarse con tamañoo supuesto a la luz de la cantidad de problemas económicos (y los problemas sociales derivados) que a veces hacen pensar que todo tiempo pasado fue mejor.

Campanario contrasta esta visión con aquellas que propone la “economía del comportamiento”, una rama que a veces parece tener más de psicología que de economía. Estos economistas piensan que en muchas circunstancias los seres humanos pueden ser “muy neuróticos, egocéntricos y malos planificadores”. Es que las decisiones económicas no siempre son sencillas: es fácil comprarse un paquete de galletitas pero difícil comprarse un auto. Cuando las decisiones involucran una parte importante de nuestro ingreso o, más aun, de nuestra riqueza, la tranquilidad en el sueño nocturno puede quedar comprometida.

Esta rama de la economía surgío a partir del descubrimiento de una serie de anomalías en el comportamiento que no podían ser racionalizadas fácilmente por la economía neoclásica. Una anomalía es el “exceso de confianza en uno mismo” que puede dar lugar a que “la gente le de mayor importancia a aquellos datos que confirman lo que ya pensaban previamente e ignoren aquella nueva información que contradice sus creencias anteriores”. No vaya a creerse que estas anomalías sólo dan lugar a “errores triviales”; también pueden terminar en desastres macroeconómicos. Por ejemplo, el exceso de confianza puede dar lugar a la persistencia en el error financiero. Si sabremos los argentinos de burbujas financieras o de tipos de cambio sistemáticamente sobrevaluados. [...]

La economía de lo insólito es un libro que se ocupa de ramas novedosas de la economía cuya relevancia para el diseño de políticas es un asunto en desarrollo pero de indudable valor analítico. En su búsqueda de lo insólito, Campanario encuentra contribuciones valiosas pero, también, se encuentra con economistas a la búsqueda (a veces desesperada) de un tema al cual aplicar un modelo. Si alguna crítica puede hacerse al libro es que no discrimina lo suficiente entre las contribuciones más duraderas de aquellas más oportunistas. Aunque, hay que reconocerle, es difícil saber a esta altura cuáles de estas ideas o aplicaciones llegaron para quedarse. Pero esto no hace al recorrido menos divertido o menos valedero. Por el contrario, el viaje por lo insólito lleva de la mano al lector por un camino de ideas nuevas u olvidadas, sugerentes y, sobre todo, que van a desafiar la manera usual en la que mira al mundo económico... y a los economistas. Todo un logro sin duda.

jueves, 15 de marzo de 2007

Microeconomia del amor


Bueno, aca les dejo para q lean un paper de un español muy ingenioso, en el que usa teorías económicas para explicar algo que a todos nos interesa mucho, el área de las relaciones sentimentales. Esto no es como la politica o economía que pueden decir "no me interesa", jaja. Bueno, les dejo el link, vale la pena. A los que siempre se preguntan que es Economia, bueno, acá van a descubrir por que a algunos nos gusta tanto.


"Cuando nos acercamos a los demás, cuando nos presentamos a alguien que nos gusta, seleccionamos rápidamente aquella información que queremos dar de nosotros mismos.
Evitamos meter la pata, entrar en conversaciones incómodas o tocar temas que probablemente lleven a una discusión agria. A veces, por no decir siempre, ocultamos nuestros propios objetivos de cortejo hasta que el punto de no dejar al otro/a más que la
explicación de un “surgió”."
"Los don juanes ocupan todo el mercado obteniendo a veces incluso más de lo que esperaban... Al final, “todos son iguales” simplemente porque el riesgo producido por la asimetría de la información (los chicos saben realmente sus intenciones mientras las chicas no) expulsa a los “chicos serios” que sólo entrarían en el mercado rebajando sus expectativas y esperando ser valorados tras un periodo de “conocerse”...
"Si consideras que el anterior modelo describe relativamente bien los problemas de tu
situación afectiva, la Microeconomía puede darte algunos consejos:
• Busca prescriptores: si otros dan por ti tus señales el riesgo del que escucha disminuye
• Organiza citas fuera del entorno normal del mercado de parejas: entradas al teatro,
encuentros para desayunar, visitar juntos a amigos a la hora del café... y en el límite
preséntale a algún miembro no excesivamente huraño de tu familia
• Expresa tus intenciones claramente y con palabras, como los personajes de las novelas
del XIX... tampoco es cosa de que te confundan con un “amigo”."

martes, 6 de marzo de 2007

De economistas bolivianos y cafes

Encontre esta explicacion sencilla de un economista Boliviano sobre el libremercado y el cafe, jeje. Claro y sencillo. http://evonomics.blogsome.com

Ser profesor de Economía te crea “mañas” que terminan por hacerse crónicas. Hablar solo descifrando los vericuetos de algún modelo o soñar con maximizaciones y equilibrios están entre las más comunes. Ninguna, sin embargo, debe ser tan placentera como nuestra conocida adicción al café. Una maña que ya llega ha hacerse callo.
Un alumno me preguntaba el anterior semestre por qué los profesores de Economía visitaban los Cafés todas las santas tardes como si de un acto religioso se tratara. Somos adictos, le respondí, al café y a la economía. Los economistas tendemos a juntarnos – posiblemente como una respuesta gremial a nuestra perenne impopularidad – y nada nos da mayor gusto que hablar de nuestra ciencia. El café es la excusa perfecta.
Afortunadamente, comprar café resulta bastante simple en el campus de nuestra universidad. Muy cerca a la Escuela de Negocios existen tres o cuatro lugares que proveen el líquido elemento. Un mercado chico, pero mercado al fin. Nuestro consumo diario de café, por tanto, no solo proporciona de deliciosas horas de tertulia sino también de ejemplos interesantes para los alumnos de Principios de Economía.
La primera observación es que los mercados funcionan en base a incentivos. Aunque gracias al consumo frecuente ya se ha desarrollado una interacción cordial entre vendedores y economistas que nos lleva a preguntarnos como estamos y a desearnos las buenas tardes, en el fondo el interés mutuo es meramente comercial. La realidad es que a los vendedores no les importa mucho como estemos sino que compremos café. Y no es motivo de queja, lo entendemos porque a nosotros tampoco nos importan los beneficios del vendedor sino el café.
Si a la anterior observación le añadimos el hecho de que los vendedores no están obligados a vender café ni nosotros a comprarlo, se concluye que el intercambio libre beneficia a ambas partes – de lo contrario, éste no existiera – . Y así se llega a uno de los resultados más importantes de la teoría económica: el intercambio libre de bienes y servicios genera riqueza y no necesita que las partes involucradas se aprecien entre si. Ese es el “secreto mejor guardado” del desarrollo.
La libertad de intercambiar bienes y servicios determina además una asignación eficiente de recursos escasos. Como no estamos obligados a comprar de un Café en particular, los economistas buscaremos los mejores precios, la mejor calidad, y la mejor música y comodidad entre las diferentes opciones. La competencia hará que el café sea producido y vendido con éxito por aquellos vendedores que sean capaces de generar la mejor combinación de estos atributos, i.e. los vendedores más eficientes. El precio del café libremente determinado por oferentes y demandantes, por otro lado, asegurará que este bien sea destinado a los consumidores que lo valoren más.
Este segundo resultado es no menos importante. Los mercados libres, por un lado, harán que los bienes sean producidos por los productores más eficientes y no por los que tengan muñeca o palanca con el gobierno de turno. Por otro lado, los bienes serán dirigidos a los consumidores que los valoren más (reflejado en la disposición a pagar el precio de equilibrio) y no a los que tengan un apellido conocido o se beneficien de “estar relacionados.” Los mercados libres son en el fondo muy democráticos.
Un tercer resultado importante es que los mercados son eficientes replicadores de estrategias que funcionan y maximizan el uso de recursos. Si en algún momento los economistas y otros clientes dejaran de comprar café y empezaran a comprar té, las pérdidas de los vendedores generarían una poderosa señal a potenciales nuevos vendedores y, a través de éstos, a toda la cadena productiva de producción de café. Cuando el mundo deja de valorar un determinado bien, los mercados transmiten señales hacia atrás casi inmediatamente y los agentes se pueden adaptar a las nuevas circunstancias. Cuando los gobiernos intervienen y distorsionan los resultados del mercado, estas señales no existen o son de mala calidad y las economías no se pueden adaptar a los vientos de cambio.
Un requisito implícito e imprescindible en el funcionamiento de mercados libres, sin embargo, es el respeto a los derechos de propiedad. Intercambiar es básicamente transferir derechos de propiedad. Si los economistas intercambiamos “papers” por café, lo que implícitamente hemos hecho es transferir los derechos de propiedad sobre estos bienes. Nosotros ya no somos dueños de los “papers” y los del Café ya no son dueños del café. Pero imagina que, después de intercambiar nuestros bienes, el vendedor nos “nacionaliza” el café arguyendo que estamos en su tienda y todo líquido negro dentro de la tienda le pertenece. Pues estamos listos. El intercambio ya no genera riqueza (por lo menos no para los economistas). Creen ustedes que volveremos a esa tienda? Creen ustedes que volveremos a hacer negocios con ese vendedor? Seguramente que no y por mucho tiempo.
Afortunadamente, cuando agentes privados están a cargo de la oferta, actitudes irracionales como las del vendedor nacionalizador no se observarán muy frecuentemente. En el largo plazo la tienda también perderá al perder a sus clientes. El vendedor, por tanto, procurará tratar a sus clientes con el mayor interés y respetando los acuerdos. El problema, ya lo imaginan, es cuando los vendedores no responden a criterios de creación de riqueza sino a criterios políticos, populistas, revolucionarios, indigenistas, etc.
Cuando existe libertad (sin restricciones burocráticas o regulaciones excesivas), cuando se respetan los derechos de propiedad, y cuando no existe incertidumbre política, los mercados son eficientes generadores de riqueza, eficientes asignadores de recursos, y eficientes mecanismos evolutivos. Y permiten además que los profesores de Economía puedan seguir tomando café.

"Explicación" de los sentimientos desagradables: Estos están condicionados por entidades que nos son extrañas (malos espíritus: el caso más obvio: tomar a las histéricas por brujas). Estos sentimientos desagradables se atribuyen a acciones reprobables (el sentimiento del pecado, de la pecabilidad, suponiendo un malestar fisiológico: siempre se encuentran razones para estar descontento de si mismo). Estos sentimientos son interpretados como castigo, como un ajuste de cuentas por cosas que hubiéramos debido hacer y de acciones que no hubiéramos debido consumar (Schopenhauer generaliza la forma más imprudente de esta creencia, haciendo de ella un principio, en el cual la moral aparece como es, a saber, la mas neta envenenadora y calumniadora de la vida: "todo gran dolor, ya sea corporal, ya sea espiritual, significa lo que nosotros merecemos, porque no podría caer sobre nosotros si no lo mereciésemos". El mundo como voluntad y representación). Por último, estos sentimientos dependen de acciones involuntarias que tuvieron malas consecuencias (las pasiones, los sentidos, puestos como causa, "culpa"; estados fisiológicos interpretados con la ayuda de otros estados penosos, como "merecidos").

De Friedrich Nietszche, en "El ocaso de los ídolos". Buscando explicaciones de porque entre otras cosas confundimos causa con efecto muy amenudo.